jueves, 15 de julio de 2010

MEDITERRÁNEO (CIFU)

No quiero invitar a nadie a envidias, sino todo lo contrario. Compartir desde este espacio la mirada que se me brinda de la realidad, y por eso quiero invitarles al mar, porque en estos momentos estoy llegando al puerto de La Goulette, en Túnez, mecido entre las olas mediterráneas de este pequeño mar que tanta historia ha visto acontecer ante sus ojos marinos y que ha sido epicentro y unión de culturas a lo largo de los tiempos generalmente florecientes de sol, sabores, colores y mercados que bullían de lenguas y razas de las pieles más morenas que haya parido el sol.
Atrás dejo la magnífica victoria de la selección española, que nos ha dejado a todos asombrados y con una íntima sonrisa interior que es como una especie de recarga nacional desconocida. No se qué habrá sido del debate que se haya generado después, pero ya en los días siguientes los del PP ya estaban especulando en que aquella victoria no se convirtiera en un arma política arrojadiza, como si la victoria de la selección fuera algo que un partido político se pudiera aciguetar para sí. Ahora es cuando la comedia política nacional entra en escena, haciendo el ridículo como siempre, mezclando churras con merinas en el mercadillo de sus voracidades.
Menos mal que las nuevas generaciones están ya curadas de espanto. Menos mal que por fin, como lo ha demostrado nuestra selección, parece que una nueva hornada de jóvenes desacomplejados, luchadores, con formación, con conocimiento de otras lenguas, y sobre todo con humanidad y solidaridad entre su ideario, están a punto de escribir las nuevas páginas de la historia que nos viene encima, y esta hornada por fortuna, no son “la niña de Rajoy”.
Desde luego el sabor de la victoria es dulce. Es la primera vez que lo podemos paladear y parece saber a optimismo. Desde luego que es para sentirse orgulloso, porque como ejemplo a seguir es todo un manantial, sobre todo ante el barrizal holandés, carente de valores e inmerso en un lodo bastante sucio, que realzaba nuestro juego limpio, organizado, innovador, creativo, rápido y con visión de jugada, y sobre todo ejecutado en equipo….Toda una lección para esa asignatura de educación para la ciudadanía perseguida por las brujas del pasado.
Es la primera vez que el uso y disfrute de la bandera de España carece de ese contenido rancio que los de mi generación y generaciones anteriores hemos padecido por su estrecha ligazón a la derechona más recalcitrante, y es un placer salir por fin de los refugios y poder respirar.
Y poco a poco, por el mar, nos acercamos a Cartago…….Uno piensa entre la inmensidad en los marineros antiguos, que eran verdaderos héroes, y me viene a la cabeza Colón y no sus huevos, sino sus cojones. Me ha salido una columna de lo más patriótica. Me hago viejo.

Jesús H. Cifuentes -el norte de castilla-