lunes, 2 de marzo de 2009

La Escuela Politécnica Superior de Orihuela transforma los residuos en compost para rentabilizar el campo

El Laboratorio de Compostaje reutiliza todos los restos del trabajo agronómico y elabora fertilizantes con propiedades añadidas que evitan usar plaguicidas.
Uno de los grandes problemas del futuro inmediato -y ya del presente- es la gestión de los residuos.
Nadie quiere un vertedero junto a su pueblo y quienes los producen no saben, en muchos casos, qué hacer con ellos. La Escuela Politécnica Superior de Orihuela (EPSO), de la Universidad Miguel Hernández (UMH), trabaja en la solución ideal: recicla todos los residuos que genera la actividad investigadora del campus en materia agronómica gracias al trabajo en el Laboratorio de Compostaje Compolab, y busca con ello el "residuo cero" por el que también lucha, en otro ámbito, la Oficina Ambiental de la UMH.

El Grupo de Investigación Aplicada en Agroquímica y Medio Ambiente (GIAAMA) coge los restos ganaderos de la granja, las podas de cítricos, granados o el césped de la jardinería urbana, las sobras de las transformaciones de productos alimenticios en Tecnología de los Alimentos o de Enología. Luego fabrica con ellos -y con formulación científica- compost de alto valor añadido que reutiliza en sus terrenos; aunque también podrían aplicarse en semilleros, agricultura ecológica e intensiva, dicen desde el grupo.

Estos compost son fertilizantes de liberación lenta (los nutrientes se van liberando poco a poco), por lo que el agricultor lograría reducir significativamente el consumo de fertilizantes de síntesis (provenientes de fábricas, con el consecuente gasto energético que supone producirlos). Además incorporan un alto valor añadido por sus propiedades "supresoras de citopatógenos". Esto es, "que el compost es capaz de prevenir algunas plagas y enfermedades en las plantas, con lo que reducimos, además, el uso de plaguicidas que son tan contaminantes", según explica Raúl Moral, responsable del GIAAMA, quien concreta, por ejemplo, que previenen de un hongo conocido por los agricultores, el "fusarium", que afecta sobre todo a melones.

Al final, la clave es que "todo lo que genera una molestia para el ganadero, agricultor y empresas conserveras, por ejemplo, se acaba revirtiendo en beneficio o ahorro económico en la agricultura", explica Moral. De hecho, los compost están acreditados para agricultura ecológica por Intereco (entidad sin ánimo de lucro). Así, en cuanto al problema de la gestión de los residuos, admite: "Podemos reciclar lo que nadie quiere y se vierte sin control".

Un paso más

Por si aún parece poco, este grupo de investigación - junto a otros en España- es capaz de obtener biogás (gas metano, una fuente energética alternativa) a partir de estos mismos residuos. Así lo explica el responsable del grupo, y es que el GIAAMA está involucrado "en la valorización de residuos ganaderos mediante la producción de biogás dentro de un proyecto estratégico del Ministerio de Industria, dotado con más de tres millones de euros y que reúne a 27 socios entre los que la UMH ocupa una participación activa". Ahora se trata de "optimizar: producir más y aprovechar también los residuos que salgan de los residuos ganaderos". Además, el GIAAMA trabaja en el compostaje de lodos de depuradora para el desarrollo de compost funcionales, un proyecto financiado por el Ministerio de Medio Ambiente junto al CSIC, la Universidad de Almería y la empresa Microgaia-Biotech.

Grupo investigador

GIAAMA nació en 1997 del departamento de Agroquímica y Medio Ambiente en la EPSO (UMH). En la actualidad está reconocido por la Generalitat Valenciana dentro de la red de apoyo tecnológico de las pymes (Red REVIV).


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