jueves, 21 de mayo de 2009

El pez espada en el Mediterráneo está sobreexplotado

Así lo ha afirmado Oceana, durante una presentación en el Día Marítimo Europeo en Roma en la cual ha pedido que se pongan en marcha medidas de gestión para este stock, antes de que la situación llegue a los niveles de otras especies como el atún rojo.
Actualmente, miles de embarcaciones capturan pez espada sin ningún tipo de control, en ausencia de una talla mínima unificada que evite las capturas de juveniles, e infradeclarando o directamente no declarando las capturas que realizan. Un 50-70% de las capturas son juveniles que no han llegado aún a reproducirse por primera vez. Los científicos de ICCAT han afirmado que esta situación podría derivar a corto plazo en una reducción drástica de la población.

Xavier Pastor, Director Ejecutivo de Oceana Europa, afirma: “No es coherente con la actual política de la UE ni con los objetivos del convenio ICCAT, responsable de esta especie a nivel regional, que se esté pescando de forma descontrolada, más aún si tenemos en cuenta que el stock está sobreexplotado sin tener en cuenta las capturas ilegales y las no declaradas.”

Por otra parte, la organización de conservación marina ha recalcado el hecho de que al menos un 20% del total de capturas del Mediterráneo se realiza con un arte de pesca prohibido por las Naciones Unidas e ICCAT, las redes de deriva. Prohibidas por la UE desde 2002, las redes de deriva han continuado siendo utilizadas en Europa por la flota Italiana y en terceros países como Marruecos, Argelia o Turquía . En Italia, que ostenta las mayores capturas de pez espada en el Mediterráneo, Oceana ha identificado 92 embarcaciones en 2008 que continúan utilizando este arte para la captura de pez espada. En 2007, este país declaró 1948 toneladas capturadas solo con este arte de pesca, pero estas son más elevadas, puesto que en la mayoría de los casos y por tratarse de pesca ilegal, no se declaran.

Xavier Pastor concluye: “La pesca ilegal, la sobrexplotación y la ausencia de medidas de gestión están convirtiendo el Mediterráneo en un desierto. Resulta inconcebible que aún existan especies de alto valor comercial cuya pesca no se someta a una mínima gestión. En el caso del pez espada, urge poner en marcha medidas que garanticen la explotación sostenible de esta especie, y eliminar el uso de las redes de deriva en Europa, y en el resto de países del Mediterráneo”.

Oceana

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