Pues, señores, hemos llegado de nuevo a ese sitio tan complejo que es la finalización de un nuevo año y el comienzo de otro. Sin duda, a nadie le deja indiferente este momento, aunque diga lo contrario, porque a todos se nos 'muere' algo un poquito en el interior, a pesar de tener la zanahoria del nuevo año delante. La vida sigue y por suerte nosotros envejecemos con ella, envueltos en esta maraña de personas y acontecimientos que es la vida, tan salvaje e imprevisible, tan dura y tan hermosa, que ese mar de contradicciones que nos hace seguir adelante nos trae arriba y abajo como una nave en una tormenta.
Y es ese sabor agridulce del espíritu que se te pone en cada final, en cada ciclo, lo que nos lleva a veces a hacer balance de cómo nos ha ido y de cómo nos vamos a engañar a nosotros mismos en el futuro. Es un poco como el reflejo de una falsa muerte, que nos hace un repaso de nuestras hazañas antes de segar definitivamente. Y en ese mirar hacia atrás está el reflejo de todas nuestras ansias, de todas nuestras dudas y contradicciones, de todo lo que somos y aspiramos a ser.
Así que llegado como es este caso, les recomiendo a todos tomárselo como poco con humor y con una sonrisa porque, como se ha dicho hasta la saciedad, la apisonadora de la historia va a pasar sobre nosotros sí o sí sin preguntar, así que al menos que nos pille pasándonoslo bien, lo más desenfrenadamente que podamos, dándonos el mejor homenaje que sepamos regalarnos, que la vida luego se nos pasa en un cuarto de hora, y como no andemos listos ¡nos llega el final sin haber dado contenido ninguno a nuestra pasajera estancia. Se trata de no dejar de hacer, de no dejar de intentarlo por más difícil que parezca, de no amodorrarnos en la comodidad de las seguridades domésticas, porque la aventura, la salvaje aventura de la vida está por llegar cada día que comienza si nosotros queremos, si queremos darle esperanza y fuego a lo que hacemos de nuestra historia.
Espero que lo que puedan haber sacado en limpio de este año que acabó sea sabroso, algo que no haya sido hacer del tiempo una caja vacía. No se dejen atrapar por el desánimo y manden la crisis un rato a paseo, porque si nos meten el miedo en el cuerpo al final el pánico se va a apoderar de nosotros.
Una sonrisa.
Y vamos a por ello.
Publicado por Jesús Cifuentes en el Norte de Castilla.
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