viernes, 16 de enero de 2009

BOMBARDEO (CIFU)

Una de las características principales de estos tiempos modernos sin duda es la abundancia de bombardeos de todo tipo. El bombardeo continuo es uno de los grandes inventos de la modernidad que, cual embudo, crea las condiciones idóneas para que el sujeto en cuestión sea susceptible a las tragaderas que el mundo moderno nos exige para participar de él.
Desde que nos nacen, la vida se va encargando de insertarnos ese embudo por el cual tenemos la cerradura abierta para tragar lo que a los dueños de la llave se les antoje como oportuno, que va creciendo a medida que la vida nos hace a nosotros decrecer como personas, y se convierte en una fuente de suministro crucial para la docilidad y el silencio ante los momentos críticos de nuestra existencia.
El bombardeo es constante y de muchos tipos, todos ellos socialmente aceptados: la información y/o la desinformación, la deformación de las ideas, la publicidad engañosa, los contestadores autómatas: «si ha elegido tragar más, pulse uno; si quiere vomitar espere. Le pasamos con un operador».
El bombardeo de bombas es mucho más antiguo. Ya desde que el hombre deseó la guerra estaba fraguando la destrucción masiva de un plumazo tipo sastrecillo valiente «que de un golpe mató siete».
Cuando matar a miles se hizo una realidad los dueños de la llave se frotaron las manos viendo cómo la clientela cada vez mayor se lo pasaba pipa bombardeándose los unos a los otros «como yo os he bombardeado, en esto reconoceréis vuestra locura».
El bombardeo sobre Gaza causó ayer sin ir más lejos la muerte de un ministro, la destrucción de una sede de la ONU y varios hospitales. «Si quiere vomitar, espere». Pero es que no queremos vomitar, ni queremos esperar.
Basta ya de bombardeos.
La cabeza se nos recalienta con tanta desazón promovida arbitrariamente por los dueños de la llave, por los fabricantes de bombas de todo tipo que no hacen sino sembrar rostros de desolación y soledad, mutilaciones y paisajes de ramas secas en blanco y negro que no dejan pasar el sol de la vida. Desde la comprensión no se puede entender que se bombardee constantemente la esperanza, y desde la verdad no se puede tolerar más el engaño.
Publicado por Jesús Cifuentes en el Norte de Castilla.

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